Las hermanas sean unidas – Crítica de la película «La Quietud»

Por Miguel Krebs


Título original: La quietud. País: Argentina. Año: 2018. Dirección: Pablo Trapero. Guion: Pablo Trapero, Alberto Rojas Apel. Música: Papamusic. Fotografía: Diego Dussuel. Reparto: Bérénice Bejo, Martina Gusman, Edgar Ramirez, Graciela Borges, Joaquín Furriel. Género: Drama | Thriller . Duración: 117 min. Productora: Matanza Films / Macassar Productions / Telefé / Sony Pictures Entertainment

La Quietud, nombre de la estancia donde se desarrolla la trama de esta película, tiene todos los ingredientes de un culebrón mejicano, parafraseando un reciente comentario del diario español El País. Por supuesto que la historia discurre entre secretos guardados durante años y los mismos van a salir a la luz en el momento culminante. Tenemos como fondo escenográfico la gran estancia de una familia adinerada; las protagonistas son dos hermanas que viven una conflictuada relación de amor- rencor, liderada por una madre autoritaria. Si le adicionamos escenas de sexo duro, completamos la estructura de una telenovela.

Lejos está el Pablo Trapero de sus anteriores 9 películas en las cuales reflejaba una realidad cotidiana, con un marcado acento social. Sin embargo Trapero en función de director y productor tuvo que esperar que se alinearan los planetas para lograr que la actriz franco argentina Bérénice Bejo tuviera un hueco entre que terminaba de filmar y los ensayos para la próxima temporada teatral en Francia donde reside, para coincidir con los tiempos libres del actor venezolano Edgar Ramírez que acostumbra a filmar en los EEUU y los del director de fotografía chileno Diego Dussuel que imparte clases en la Escuela Internacional de Cine de Cuba. Difícil tarea se propuso Trapero para llevar adelante este proyecto.

Mia (Martina Gusmán) y Eugenia (Bérénice Bejo), son hermanas que han vivido separadas por años y por una circunstancia familiar Eugenia debe regresar a la Argentina. Ese reencuentro es el comienzo de uno de los conflictos que se concatenan con otro más grave que en la sinopsis de la película no se cuenta porque es uno de los secretos inquietantes que guarda La Quietud.

Esmeralda (Graciela Borges) es la versión femenina de Arquímedes Puccio en el Clan por su fuerte personalidad, pero dentro de un contexto diferente al urbano al que nos tenía acostumbrado Trapero. Sin embargo el director se introduce en el mundo femenino para indagar el alma y el espíritu de las mujeres que conforman esa familia a los que hay que agregar al marido de Eugenia, Vincent (Edgar Ramírez) y Esteban (Joaquín Furriel) escribano amigo de la familia.

Graciela Borges no es ajena al rol que le tocó interpretar ya que durante 10 años estuvo casada con el automovilista Juan Manuel Bordeau, dueño de la estancia La Peregrina, en Balcarce. De manera que compone a sus 77 años, sin ocultar sus arrugas, su papel de matriarca, demostrando ser una actriz de raza. Alrededor de ella está Bérénice Bejo (nominada para un Óscar a la mejor actriz de reparto por El Artista), en el rol de hija preferida y Martina Gusmán (pareja de Trapero) como la hermana desplazada. Dos excelentes actrices. Completan el elenco como ya queda dicho el carilindo Joaquín Furriel y el políglota venezolano Edgar Ramírez, al que no se le entiende nada cuando habla.

Desde el punto de vista estético prevalece la fotografía del chileno Diego Dussuel que ha conseguido interpretar ese tratamiento intimista exigido por el director en las secuencias de interiores aprovechando en ocasiones la luz que entraba por las ventanas o pequeñas fuentes de luz artificial. Paisajes casi pictóricos fotografiados con la luz del atardecer que se complementan hasta en los pequeños detalles con la dirección de arte y vestuario (no figuran en la ficha técnica).

Llama la atención la banda sonora que al igual que en El Clan, se trata de temas interpretados por artistas conocidos, por eso los créditos finales figura Papamusic que es una de las productoras de música más importantes de Latinoamérica. Se trata un equipo de trabajo global conformado por una red de talentos y músicos profesionales de Londres, Nueva York, Los Ángeles, Buenos Aires y México D.F. Por eso escuchamos Le Rempart interpretado por Vanessa Paradis, Amor Completo por la chilena Mon Laferte y otro tema de la recientemente fallecida Aretha Franklin. Más allá de la duración (a mi criterio le sobran 20 minutos) es una buena película que forma parte de los últimos estrenos exitosos del cine nacional

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