Crítica de «Yo no soy Rubén Blades»: Un testamento cinematográfico

Por Miguel Krebs

Título Original: Yo no me llamo Rubén Blades (Ruben Blades Is Not My Name, País: Panamá-Argentina-Colombia. Año: 2018. Guión y dirección: Abner Benaim. Fotografía: Gastón Girod y Mauro Colombo. Música: Rubén Blades. Edición: Felipe Guerrero. Sonido: Lena Esquenazi. Duración: 85 minutos.

Que poco sabemos de otros países de América, como así también, esos países saben poco de nosotros. Ejercicio: nombre tres figuras representativas que lo vinculen a Panamá. Respuesta: eehhh…Manuel Noriega, Omar Torrijos y Rubén Blades. Correcto, y precisamente este intelectual de la Salsa es el protagonista del documental Yo no soy Rubén Blades que se proyecta en el Centro Cultural Cotesma en el Espacio INCAA.

Yo no soy Rubén Blades dirigida por el documentalista panameño Abner Benaim recordado por su multipremiado documental Invasión (que relata la invasión de EEUU a Panamá en 1989) es un panegírico cinematográfico sobre el abogado, cantante, músico, compositor, actor y político Rubén Blades. Es un verdadero testamento cinematográfico que le deja a generaciones futuras a través de su pensamiento, experiencias y su música. Dice Rubén al respecto en un momento de la película: “hay que hacer ciertas cosas cuando se tiene más pasado que futuro”.

La película no tiene mayores pretensiones estéticas y con un sonido desparejo Rubén Blades relata en off y en directo este documental que tiene unos minutos de más. Filmada en Nueva York, donde reside hace muchos años y algunas secuencias en los barrios de la periferia de la capital panameña, uno tiene la sensación de estar acompañándolo entre calles atestadas de gente y carteles luminosos o por las veredas soleadas de coloridos balcones, escuchándolo hablar de su filosofía de vida y sus vivencias.

En algún momento estando en Nueva York deja caer el nombre de Fania cuando se detiene delante de un edificio, es que en ese momento se está refiriendo a una agrupación de salsa y música latina que fue creada en 1968 y está integrada por los artistas más conocidos dentro de esos ritmos. En 1977 arranca su carrera cuando es aceptado a cantar algunos de sus temas en la orquesta del portorriqueño Willy Colon.

Lo que no cuenta es el motivo porque abandona Panamá rumbo a los EEUU. Les cuento. El padre trabajaba en la policía secreta y cuando asume Torrijos (1968), pasó al departamento nacional de investigaciones. El padre fue acusado por Manuel Noriega de complotar contra Torrijos, cosa que se comprobó más tarde que no era cierto. Así que en 1973 se va Miami y Rubén se queda para terminar su carrera. Un año más tarde de recibirse viaja a Miami y de allí a Nueva York a presentar su música. Algunos de sus contactos lo conectan con Fania pero consigue su primer trabajo… como empleado de correo. La pasó muy mal durante dos años y en ese ínterin llegó a integrarse en la Fania porque sus miembros reconocieron en su música con letra de temática social, una bocanada de aire fresco para lo que estaba haciendo en ese momento.

Durante el documental nos presenta a su esposa y descubrimos que tiene un hijo ilegítimo y una nieta. Es fanático de las historietas y tiene una colección importante de revistas, lo cual hace pensar que su tema Pepe Navaja está inspirado en forma de “comic”. Juglar de la denuncia, esto le ha valido el respeto de los políticos y grandes personalidades. Se considera un hombre de izquierdas y sus críticas van dirigidas hacia la política exterior de los EEUU pero no explica porque vive en un país que es ideológicamente antagónico a sus ideas

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